Y después de todo, ¿qué?
Mi tristeza.
Mi alegría.
Mi incredulidad.
Mi fe.
Mi pobre melancolía.
Por lo que me salvaré.
Dime tu niña mía.
Que después te cambiaré.
Por otra niña más fría.
Para cambiarla después.
¡Me muero por que me quieran!
¡Pero nunca lo diré!
Y después de todo ¿qué?
¡Morir para que me quieran!
¡Qué me quieran!, ¿para qué?
Aquel gran amor de un día.
Volverá y yo no estaré.
¡Y después de todo!, ¿qué?
¿Morir para que me quieran?
¡Qué me quieran!, ¿para qué?
La Paz, junio 1957