Paseo con el Ser Chiquito
Esta es una historia medio complicada de contar, por lo tanto tratare de ser explicito y relatar el dialogo que sostienen dos personajes muy conocidos por ustedes:
El Ser Chiquito dice: “Miguel, quiero que me acompañes a dar un paseo por el jardín de tu casa, quiero ver ¿qué plantas tienes?, ¿cómo se llaman?, ¿cómo es su forma?, ¿cómo es la flor?, ¿qué color tiene y qué aroma desprende cada una de ellas?”
Miguel le responde: “Ser Chiquito, complaceré tu deseo y para que esto sea más interesante trazaré un camino que se inicie junto al guapurú y recorra el jardín desde allí por el borde del patio empedrado revisando cada una de las masetas y plantas que están a su alrededor. Después pasaremos a analizar todas las plantas que están junto a la barda hasta llegar a la acerola, iniciando nuevamente por el jardín externo junto a la barda y de allí saltaremos a la otra pared hasta llegar a la pérgola de la Santa Rita, debajo de la cual hay unas cuantas masetas Luego recorreremos la pared que está atrás del escritorio y del dormitorio, y para otra oportunidad dejaremos el patiecito interior, donde hay un pequeño jardín en esquina y las plantas que están en masetas hasta llegar a las masetas que están junto al comedor de diario y el masetero al frente de esta ventana”.
El Ser Chiquito responde: “me parece muy lógico el recorrido y te sugiero que para que sea interesante, inspiraré a cada planta para que sean ellas mismas que nos cuenten quienes son, cómo se ven y cómo perfuman el ambiente”.
Se inicia el recorrido con el plan trazado por Miguel, y el Ser Chiquito toca al guapurú, él mismo que con una voz fuerte, profunda y con un tinte oscuro dice: soy un arbusto típico de Santa Cruz aunque también tengo parientes en el Brasil que se denominan yabuticaba. Deben pasar muchos años hasta que de frutos, necesito mucha agua y me hace mucho bien la sobra. Cuando florezco las flores muy chiquitas y blancas nacen pegadas al tronco y al madurar se muestra un fruto muy verde que va creciendo y cuando llega a su tamaño adulto se va oscureciendo hasta ser casi negro, mi fruto se asemeja mucho a una uva negra, cuya cáscara es un poco más gruesa y adentro tengo unas semillas recubiertas por una pulpa de sabor muy particular de un dulce perfumado y perfecto Para comerme deben hacerlo completo, no se desperdicia nada de mi fruto.
Dentro del patio hay una planta de Quinoto, el Ser Chiquito la toca y ésta comienza su presentación con una voz medio chillona y algo acida que dice: soy una planta que nació en Argentina y un amigo me trajo. Hace mucho que estoy aquí y he producido algunos frutos. Mi flor es muy parecida a la flor del naranjo, pero no tengo tanto perfume, mis frutos son similares a una naranja en miniatura pero mi forma no es redonda, es mas ovalada similar a un huevo, casi al tamaño de un huevo de codorniz, me pueden comer cuando estoy bien madura pero soy mucho más rica cuando me hacen conserva, incluyendo mi cáscara que sabe casi igual que la de naranja.
Dentro del mismo patio también hay un árbol de Manga Rosa, que nos saluda con una voz femenina, dulce, perfumada, tersa y con un timbre muy educado. Soy de las más antiguas de estar en la casa y creo haber sido heredada de los antiguos vecinos. Mí fruta es muy apetecida por todos los amigos de la familia y quien más me perjudica es el viento que desprende mis frutos y hojas y me convierte en proyectiles para cuando la gente está debajo mío.
Cuando nos aproximamos al Amor de Muro la bulla que producen tantas voces juntas da la impresión que estamos en un colegio a la hora de salir al recreo. El Amor de Muro habla con mil voces chillonas bajitas en tono, también se inmiscuyen los Patujus y la Bergamota que tiene una voz mas grave pero de expresión triste porque hasta ahora no ha dado frutos. Después hablan desde las bolsitas negras un sin número de voces femeninas, que son plantas que dan flores de diferentes colores. Entre medio también se escuchan las voces de las Santa Rita que en diferentes macetas y con diferentes colores también nos quieren hacer notar su presencia, al igual que un tronco con una voz de ancianito que dice, ¡yo era el Guayabo! ¡el Guayabo que muchas veces cosecho Mauricio para vender mis frutos.
El Ser Chiquito, enloquecido por tantas y tan chillonas voces agarra la mano a Miguel y comienza la caminata junto a la barda en dirección al jardín externo. Lo primero que escucha es la voz de la Chirimoya que reclama su atención porque es una planta que adorna poco pero que no da frutos tan ricos como en Brasil donde le llaman “Fruto do Rey” o “Fruto do Conde”. Después nos llama una voz de payaso, es un Chino, el único de una antigua colección y también escuchamos una voz fingida, es la campanita blanca, ella también es de las plantas más viejas en el jardín.
Por fin llegamos a la Acerola que se presenta diciendo con una voz firme y de tono muy agradable: “Yo soy una fruta que refresca la mesa y vitaminizó a la familia. En ese momento me encuentro cubierta de frutas, no sólo en mis tallos, también el suelo a mi alrededor; pido a gritos que me cosechen para que mis frutos no se desperdicien, pero parece que mi voz es débil o mis señales no son vistas”.
Pasamos la reja y encontramos un pequeño macizo donde hay una variedad de flores vistosas y de múltiples colores. Todas hablan a la vez y con voces femeninas y dulces, pero hay una que resalta porque tiene un timbre más alto, es un Pedro Segunda que nos dice: “Yo florezco todo el año y mantengo la alegría de este grupo de flores. Mis flores duran poco y no tienen perfume, pero atraen a los picaflores, además tengo una particularidad muy pocas veces vista, algunas veces florezco de un color y otras de otro, pero eso sucede solamente en uno o dos gajos, en los demás siempre es el mismo color salmón”.
Cuando pasamos a ver las flores que están en la otra pared escuchamos la fuerte y sonoro voz de la palmera que dice: “Yo soy una Areca Bambú y desde muy chiquita fui fotografiada y si revisan los álbumes me verán en diferentes épocas de ésta familia. Antes que yo hubo primero un Penoco que fue reemplazado por un Almendrillo al que sacaron por sucio y frondoso que no dejaba crecer el pasto, en cambio yo adorno, doy vida a las orquídeas que adhieren a mis troncos, doy poca sombra y soy vistosa, y ahora pueden apreciar mi gran tamaño”.
Junto a la pared hay un macizo de Cartuchos Blancos y Rojos y una Santa Rita que se sube a la pérgola, la cubre y se descuelga en ramilletes de color fucsia que con voz aterciopelada dice, estoy con flores casi todo el año y pese a ser bonita al igual que las Rosas también tengo espinas, en verano florezco mucho más y aunque no tengo ningún perfume el solo verme hace feliz a los demás.
El Ser Chiquito y Miguel ingresan a la casa para tomar un vaso de agua, y se sientan a la mesa a conversar animadamente. Ninguno de los dos entiende de botánica pero ambos comparten el gusto por lo verde, por las flores, los perfumes y los sabores. Los dos están concientes que para salvar este mundo se necesita cuidar de la naturaleza, de la vegetación y de la fauna, para que el clima se mantenga estable y los humanos podamos disfrutar este mundo por más tiempo.
Miguel Aramayo
SCZ 15-11-2005