Los perros pueden hacer destrozos
Dos amigos después de haberse gastado todo su dinero comiendo “hot dogs” se decidieron gastar el tiempo que era lo único que les quedaba dando vueltas a la ciudad o estacionarse en la casa de uno de ellos a escuchar música.
En el plan de gastar el tiempo se subieron a un colectivo de la línea “Dos” y ya por llegar a la Plaza España, transitando por la calle Ecuador notaron que a parte del chofer solo quedaban tres personas, los dos amigos y una muchacha, al llegar a la parada de esa línea que era en la plazuela Adela Zamudio se bajaron los tres y los dos amigos comenzaron a enamorar a la muchacha a la que convencieron a dar un paseo por las montañas, para hacer mas interesante el romance entre los amigos sortearon a la muchacha y uno se quedó con ella a realizar el paseo mientras el otro quedaba a la espera en una colina donde podía divisar lo que sucedía, por ese mismo lugar hacían sus practicas un grupo de scouts y también habían algunos lugareños realizando sus tareas habituales, los cuales al ver a los enamorados en su caricias quisieron ahuyentarlos apedreándolos, a lo cual los enamorados emprendieron veloz carrera protegidos por los scouts, pero el amigo que estaba de observador en la colina fue atacado por los perros de los lugareños que en número no definido de quiltros sufrió un feroz ataque en su huida hacia la plazuela.
En la huida recibió tantos mordiscos en diferentes lugares del cuerpo, pero principalmente en los cuartos traseros, incluso en algún momento de la huida llegó a tener cuatro perros prendidos una de cada brazo y uno de cada nalga, esa carrera se prolongo hasta la casa de uno de los amigos y al tocar el timbre el padre del amigo notó el rostro de espantado muchacho y comprendió que el dolor que tenia era tal que requería atención inmediata, como el muchacho no era tímido y al contrario era en extremo extrovertido contó al padre del amigo que lo habían mordido los perros, sin contarle todo los demás pormenores y la causa principal del ataque canino.
El padre del amigo pidió al muchacho que se quite el saco y comenzó a repartir yodo y mercurio cromo por los daños dejados en los brazos y el muchacho al notar el alivio solicitó que los mismos ungüentos los aplique en sus nalgas, en eso llegó el enamorado que tenia espinas y barro por todas partes y que al ver al amigo con los pantalones abajo no le quedó más que reír y ese secreto lo conservan hasta hoy.
Miguel Aramayo
SCZ 24-09-2005