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La velocidad del Ser Chiquito

15 Nov

La velocidad del Ser Chiquito

En un reino no muy lejano dos personajes jugaban a los inventos, pero ninguno de los dos era científico. Los dos eran personas normales como somos nosotros, quizá algo chiflados porque creían que podían hacerse invisibles, aunque uno de ellos era realmente invisible. El otro, como siempre estaba jugando con el invisible, por momentos también se creía invisible y lograba serlo.

                                                                                                                   

El hecho de que esta historia sea de invisibles no quiere decir que sea una historia de terror, no al contrario es una historia cómica.

 

El Ser Chiquito y su amigo estaban del mismo tamaña (chiquitos pero visibles) y escuchaban música y de repente se sintió que el ambiente se llenaba de las melodías del “vuelo del moscardón” de Rimsky Korsakov. El Ser Chiquito levantó vuelo como si fuera un moscardón y su amigo lo siguió. Tomaron tanta velocidad e hicieron tantas piruetas que en algunos momentos daban la impresión que se estrellarían,  pero por suerte finalizó esa canción y se sintieron los acordes del “lago de los cisnes” de Tchaikovsky que hicieron disminuir la velocidad, pero siguieron volando por toda la habitación, auque esta vez con piruetas no tan pronunciadas.

 

El amigo del Ser Chiquito le sugirió hacer diferentes piruetas de acuerdo a la música que se escuchaba de la Filarmónica de Londres y tal cual si se tratará de un valet siguieron haciendo acrobacias, pero no en un escenario sino en un espacio aéreo que en algunos momentos resultaba etéreo, de ese momento a otro, todo lo que parecía ceremonioso se convirtió en chistoso, el ser chiquito en una de sus vueltas perdió los pantalones y junto con ellos los calzoncillos, pero siguió volando aunque esta vez su amigo no siguió el ritmo de él sino que entró en frenesí de carcajadas y lo que en un principio parecía un valet se convirtió en una caricatura.

 

El Ser Chiquito quedó avergonzado de danzar por los aires chuto y su amigo perdió fuerzas de tanto reír que ambos cayeron en mullido sofá, el primero en busca de sus ropas y el segundo en busca de un baño para no mojar los pantalones; en esto quedó el festejo y cuando el Ser Chiquito estuvo vestido comenzó a reír igual que su amigo.

 

Y colorín colorado este cuento ha terminado.

 

 

 

Miguel Aramayo

SCZ – 15-11-2005