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La inocencia

4 Mar

La inocencia

La inocencia

 

En el filme «Dulce evocación» la guionista Adele Comandini expresó: Inocencia y pureza de corazón son dos virtudes prácticamente equivalentes. Sin embargo, encierran matices que no son difíciles de adivinar. Venimos a este mundo adornados con alegría, bondad, paz, ilusión, sorpresa, capacidad de asombro, sana curiosidad. Esta opinión me hiso pensar en averiguar algo más sobre la inocencia y me encontré que es algo muy difícil de describir. Su sentido es tan amplio que ni filósofos, ni religiosos llegan a describir con pocas y claras palabras su real significado.

 

El papa Benedicto XVI afirmaba que «la pureza del corazón es lo que nos permite ver»

 

San Francisco le preguntó a fray León, abrumado por la tristeza: —¿Sabes tú, hermano, lo que es la pureza de corazón? — Es no tener ninguna falta que reprocharse —contestó León sin dudarlo. 

 

El «ser» inocente, que nada tiene que ver con la puerilidad, no se mantiene nunca intacto porque ciertas vivencias van marcando un itinerario que tiñe esa cualidad primera con las experiencias que son negativas.

 

La inocencia es diferente de la ignorancia. Esta se combate con educación, conocimientos. La inocencia difiere de ingenuidad. Esta es la falta de capacidad para diferenciar causas y efectos. La inocencia no es una virtud, según Santo Tomás, las virtudes son hábitos operativos para hacer el bien. Las virtudes se practican, la inocencia no. Las virtudes pertenecen al hacer, la inocencia al ser (y al estar); la inocencia se tiene o no se tiene, pero no es una dimensión operativa del hombre, no es cosa que se haga

 

La inocencia es el juego de la existencia y un sinónimo de la gran libertad. Es la materia original de la que fuimos hechos. Es consubstancial a la más hermosa y suprema dignidad. Es la vida, es la verdad; la inocencia es la «verdad de la vida». Es inherente a la naturaleza humana. Es el sustrato del que estamos hechos, nuestra original y primera piel. Es la superioridad del más débil. La inocencia es la primera forma de amor. Es belleza. Es, ante todo, felicidad. La inocencia no es inconsciencia, ni ignorancia, sino ver, saber y comprender mucho mejor la vida. Es la huella más pura del conocimiento. La visión limpia y auténtica del mundo y de sus habitantes. Es amar a quienes tenemos cerca porque son necesarios, únicos y sagrados. Es un estado del alma limpia de culpa.

 

Es difícil profundizar en este tema y solo cabe, para concluir. La inocencia no es propia de la niñez, pienso que se la puede mantener por mucho tiempo, lo que es muy difícil. No es una virtud, no se necesita inteligencia ni conocimientos para ser inocente, es más, es posible que la inteligencia y los conocimientos sean los causantes de su perdida. Cuando se la pierde es imposible volverla a reconstruir, porque tiene un solo nacimiento y con cada nuevo ser. 

 

Miguel Aramayo

SCZ.09-08-2023