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Escribiendo algo si si

4 Mar

Escribiendo algo si si

Escribiendo algo

 

Sus ojos azules y su cabello castaño ondulado le daban un aire de tranquilidad, paz y ternura, Rasgos heredados de su madre. Sin embargo, en su interior luchaba entre el bien y el mal. Su lado bueno era el que prevalecía, pero su lado malo era el que lo definía. Incluso él mismo se engañaba con sus propias apariencias, sabiendo que no eran del todo reales.

 

Esa personalidad era innata y tuvo conciencia de cómo era en cuanto pudo razonar. No podía hacer nada por cambiarla, no solo porque le molestaba mostrarse tal cual era, sino porque prefería esconder su lado malo y conservarlo para él, aunque ese hecho le molestara, pero al mismo tiempo le conviniera.

 

El tiempo ha transcurrido y ahora que se encuentra más cerca de allá y más alejado de aquí, se conforma con su forma de ser y evita que descubran la verdad que arrastró toda su vida y que será lo que lleve al más allá. Con la seguridad de que el Creador lo analizará y quizá le aplique un castigo, pero al mismo tiempo duda que pueda suceder eso, porque si es así, así fue como lo hicieron y él no participó en esa hechura. La asumió y no hizo nada por componerla, pese a que tenía la seguridad de que lo malo podía ser modificado, pero si lo hacía ya no hubiera sido él, hubiera sido uno diferente.

 

La vida personal es algo complicada, en primer lugar, para entenderla, comprenderla y sobrellevarla. Luego, porque uno se acostumbra a ser como es y se convierte en una rutina en la que muy pocas veces se razona y se hace un examen de conciencia para valorarse y calificarse a uno mismo. Y eso es lo más difícil, porque uno puede reprobarse en el examen, pero esconder el resultado y continuar con la farsa con la que lo conocen los demás y que él esconde solo para él.

 

Pasaron los años, sus ojos cambiaron de color, lo mismo los cabellos, que ahora son casi blancos, aunque conservan algo del ondulado de su niñez. El rostro es diferente, por la lógica consecuencia del transcurrir de un momento a otro. En algunas circunstancias es imperceptible y en otras parece que existió un largo espacio. Así es la vida, sin darnos cuenta corre a tanta velocidad y esa velocidad aumenta con los años que pasan y se convierten en una briza fugaz que nos aproxima a la eternidad a un ritmo superior.

 

Lo vivido no puede ser modificado, lo pasado es pisado y el trecho por recorrer es tan poco que debemos rogar que sea tan apacible como fue hasta ahora y que no tengamos abruptos que afecten a las personas de quienes tendremos que depender. Por lo tanto, debemos rogar para partir antes de que suceda eso.

 

Miguel Aramayo

SCZ.21-09-2023