Charlando con amigos imaginarios
Charlando con amigos imaginarios
Es muy común que los niños tengan amigos imaginarios. Existen estudios que muestran que este fenómeno, que generalmente tiene lugar en niños de entre tres y siete años, ha sido definido en psicología como «amigo imaginario» y es bastante común pues suele presentarse en uno de cada tres. Estos niños son muy propensos a mantener conversaciones y juegos con amigos imaginarios y esto no es un problema, al contario, tiene beneficios para los niños que gozan de ese privilegio, estimula su imaginación, los ayuda a resolver sus problemas, permite la adaptación con su familia y más tarde, con la sociedad. Su vocabulario se incrementa más comparando con los niños que no tiene amigos imaginarios, al mismo tiempo son más sociables y adquieren una cierta independencia.
Según el psicólogo Michael David Pedroza En etapas más adultas algunas personas suelen recurrir a este fenómeno, como una manera de liberar la presión a la que son sometidas por cuestiones familiares, laborales o amistosas, señala. Lo importante es no perder de vista que en la adultez se puede recurrir a los amigos imaginarios, a fin de mitigar el estrés o para conseguir la comunicación consigo mismo, proyectándola en algo que se cree físico. Sin embargo, el individuo debe estar consciente de ello, de modo que, si la situación se sale de su control, pueda recurrir posteriormente a ayuda profesional.
Michael Pedroza señala que: al descartarse la peligrosidad del fenómeno, suele dejársele al curso normal de la vida; sin embargo, los estudios apuntan a que el amigo imaginario que participa en cada etapa de la vida casi siempre está relacionado directamente con las experiencias vividas o acumuladas por el actor que en ese momento atraviesa el conflicto, o bien, se vincula a una etapa en donde la persona necesita relacionarse más consigo misma que con el exterior. Lo anterior, podría deberse a diversos motivos, desde la falta de comunicación, la inseguridad o la confianza excesiva en sí mismo o en los demás.
Tengo un amigo imaginario que apareció en mi infancia y fuimos muy unidos. Reapareció en la adultez y no me da ningún temor. Soy consciente de que es una amistad que corresponde a mi infancia y ahora la exploto con fines literarios. Como también me entro la aspiración de escribir uso a mi amigo imaginario (el Ser Chiquito, simplemente Chiquito) como una muletilla. Si bien es una ficción le asigno un rango superior, digo que ese mi amigo en realidad es mi Ángel de la Guarda.
He logrado que mis amigos, parientes y especialmente mis nietos lo conozcan y puedo asegurar que «Chiquito», también es amigo de ellos. Quizá alguno de mis nietos pudo conversar con él e incluso jugar. Él es muy bueno y según lo describo es idéntico a mí, pero con los ojos muy celestes y con la sonrisa a flor de labios. Se viste y se comporta igual que yo, pero es tan chiquito que se puede esconder en mis bolsillos, detrás de mis orejas o en el cuello de mi camisa. Se comunica conmigo no solo con su voz. Podemos conversar telepáticamente y como habla todos los idiomas puedo viajar con él a cualquier parte del mundo.
Desde que tuve más o menos la edad de 3, hasta más o menos los 9 o 10 años, estuvo siempre conmigo como un amigo incondicional y como yo era súper activo, extremadamente charlatán (lo que conservo hasta ahora), puedo decir que actuaba como si fuera mi conciencia y mis secretos solo los compartía con él. Lo recuerdo con mucho cariño como si en realidad hubiera sido verdadero.
Miguel Aramayo
SCZ.17-08-2023