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A toda velocidad

24 Sep

A toda velocidad

Muchos al leer esta historia pensarán que es mentira, pero yo cuando era chico tenía una moto imaginaria y un amigo imaginario, mi moto era de la mejor marca, pero no pregunten cual, lo que si, ¡¡nunca me falló!! y nunca necesitó cambiarle batería o bujías y tampoco necesitó otro combustible que mi deseo de ir a toda velocidad, los frenos algunas veces me fallaron y cuando esto sucedía me hacia pomada, pero la moto era de goma, nunca tuvo un percance.

 

Mi amigo imaginario era incondicional, mejor dicho sigue siendo incondicional pese al tiempo que ha transcurrido desde que los dos andábamos en moto, yo ahora tengo canas y barriga y él sigue igual, además me da ánimos y me trata como en esos viejos y bellos tiempos. Cuando mi Abuela me pedía ir a cargar el azucarero en la despensa o ir a encender un pucho a la cocina y al retorno de la despensa se podía percibir que yo había pasado por allá porque dejaba la huella azucarada de lo que derramaba el azucarero en las ronceadas de la veloz moto.

 

No recuerdo en que momento deje parqueada la moto, ni tampoco recuerdo donde la deje parqueada, hoy me puse a pensar en eso y me entro una cierta nostalgia; en cambio mi amigo imaginario todavía me visita, como ahora que me dice: “Flaco, porque no escribes algo de lo que hacíamos” y yo todo obediente le hago caso.

 

La causa de que hoy me hubiera buscado mi amigo imaginario es que dos amigos reales me hablaron al medio día, Jaime me llamó por teléfono para decirme que estaba con el Gordito comiendo chorizos y me pasó con el Gordito Miguel (Juan Tadeo Miguel Aid Said Harf) quien me dijo que me pasaría una dirección de uno de sus parientes (primo) que vive en Dubai, con la finalidad de que mi hijo que está por allá lo contacte para ver si todavía existe la posibilidad de exportar a Bolivia unos cuantos camellos para que el Gordito pueda poner su Flota de “Camellos Litoral” que fue su sueño dorado y que durante la guerra de los seis días surgió lo que fue la causa para perder el nexo con los parientes que estaban en posibilidades de enviarle esa carga de camellos.

 

 Miguel Aramayo

SCZ – 24-09-2005